Cómo bajar la presión arterial

 


Bajar la presión arterial 

Según la información proporcionada, existen varios factores que deben considerarse para controlar de manera efectiva la presión arterial alta:

  • Cambios en el estilo de vida son fundamentales, como seguir una dieta saludable baja en sodio, grasa y azúcares (refinados). Se recomienda aumentar el consumo de frutas, verduras, granos integrales, nueces y semillas que son ricas en potasio. Limitar el alcohol y mantener un peso saludable también ayudan.
  • Ejercicio regular como caminar enérgicamente varias veces por semana. Actividades aeróbicas de intensidad moderada por lo menos 150 minutos a la semana son beneficiosas.
  • Control del estrés a través de técnicas de relajación. El estrés crónico eleva la presión arterial.
  • Dejar de fumar completamente, ya que el humo del tabaco daña los vasos sanguíneos.
  • En algunos casos puede ser necesario el uso de medicamentos antihipertensivos recetados para controlar la presión, sobre todo si se tiene diabetes, enfermedad renal u otros factores de riesgo cardiovascular. Los diuréticos, bloqueadores de canales de calcio y IECAs son algunos de los tratamientos farmacológicos más comunes.
  • Monitorear regularmente la presión en casa y en la consulta médica para ajustar de manera apropiada el tratamiento y alcanzar las metas recomendadas de presión arterial que varían según la edad y condiciones de salud de cada persona.

El control a largo plazo requiere un enfoque integral que incluya cambios en el estilo de vida y posiblemente medicamentos bajo supervisión médica.

Adicional 1: (Grasas y fructuosa)

De acuerdo a la información proporcionada, existen ciertos tipos de grasa y edulcorantes que sería recomendable limitar o evitar para ayudar a controlar la presión arterial:

Las grasas saturadas que se encuentran principalmente en carnes rojas, productos lácteos enteros, mantequilla. Su consumo diario no debería superar el 10% de las calorías totales.

Los aceites hidrogenados y la grasa trans, que se han relacionado con un aumento del riesgo cardiovascular.

El consumo excesivo de fructosa aislada y alcohol. 

Los documentos señalan que factores como el consumo excesivo de fructosa aislada, grasas saturadas, alcohol, sedentarismo y obesidad sí han sido relacionados con niveles altos de triglicéridos. Asimismo, la diabetes y otros desórdenes metabólicos también pueden elevarlos.

Sin embargo, no queda claro que el jugo de fruta en sí mismo genere ese efecto cuando se consume de manera ocasional y equilibrada con otros alimentos ricos en fibra. Reconozco que carezco de evidencia empírica suficiente para afirmar un vínculo directo en ese sentido (que el jugo de frutas por contener fructuosa dañe la salud).

Por el contrario, se sugiere incluir en la dieta otros tipos de grasa como los ácidos grasos monoinsaturados del aceite de oliva y canola, así como los omega-3 de pescados y nueces. Una alimentación rica en frutas, verduras y granos integrales también puede apoyar el control de la presión arterial.

Adicional 2: (Educlcorantes como reemplazo del azúcar)

Según los documentos proporcionados, la OMS publicó recientemente una directriz en la que desaconseja el uso de edulcorantes no azúcar, incluyendo la Stevia, para controlar el peso o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles.

Esta recomendación se basó en una revisión sistemática que sugiere que el uso de edulcorantes no azúcar no brinda beneficios a largo plazo en la reducción de grasa corporal en adultos o niños. Los resultados también apuntan a posibles efectos adversos de su consumo prolongado, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos.

La OMS concluyó que la sustitución de azúcares libres por edulcorantes no ayuda a controlar el peso a largo plazo. Por lo tanto, recomienda considerar otras formas de reducir la ingesta de azúcares, como el consumo de frutas u otros alimentos no azucarados. Asimismo, destacó que los edulcorantes carecen de valor nutricional y que se debe disminuir el dulzor total de la dieta desde edades tempranas para mejorar la salud.

Esta recomendación aplica a todas las personas sanas y se basa en la falta de evidencia concluyente sobre beneficios a largo plazo del uso de edulcorantes, y la posibilidad de efectos adversos de su consumo prolongado reportada en algunos estudios.