El perro peligroso

 


Una vez hubo una familia que vivía en una casa aislada en las afueras de la ciudad. La familia consistía en un padre, una madre y un hijo pequeño. Ellos tenían un perro llamado Max que era un perro de presa alemán. El dueño de Max era el padre de la familia, quien lo adoraba y lo consideraba como su mejor amigo.

A pesar de que Max era un perro peligroso y podía ser muy agresivo, el padre lo tenía consentido y lo sacaba a pasear con frecuencia. Cada vez que salían, Max mostraba su lado salvaje y agresivo, amenazando a cualquier persona o animal que se acercaba demasiado a ellos.

Un día, la familia decidió ir a visitar a unos familiares que vivían en la ciudad. El padre no quería dejar atrás a Max, así que lo llevaron consigo. Cuando llegaron a la ciudad, Max se puso nervioso y agresivo al ver tantas personas y ruidos. El padre no lo podía controlar y terminó por soltarlo.

Max se lanzó sobre una mujer que pasaba por ahí con su perro. Ella gritó y trató de defenderse, pero Max la persiguió y la atacó. La mujer resultó gravemente herida y su perro fue asesinado. La gente se asustó y corrió en todas direcciones.

La familia intentó detener a Max, pero era demasiado grande y fuerte para ellos. Finalmente, tuvieron que llamar a la policía y la gente del vecindario para que ayudaran a controlar a Max. Cuando llegó la policía, tuvieron que dispararle para detenerlo.

Max resultó muerto y la familia fue llevada a la estación para hacer declaraciones. El padre fue encarcelado por negligencia y permiso irresponsable de tener un perro tan peligroso. La familia nunca más volvió a tener un perro y nunca más se recuperó del trauma de lo sucedido.

Ese día, Max el perro de presa alemán se convirtió en una leyenda urbana en la ciudad, recordado como el perro peligroso que nunca debió haber sido dejado libre.