Enfermedad cardiovascular. Información:
Las enfermedades cardiovasculares constituyen una de las principales causas de morbilidad y mortalidad a nivel mundial. Dentro de estas, la más frecuente es la enfermedad coronaria o cardiovascular, la cual se debe principalmente a la acumulación de placa aterosclerótica en las arterias que irrigan el corazón.
Esta placa, compuesta por colesterol, grasa y otras sustancias, se va depositando paulatinamente y produce un estrechamiento de las arterias coronarias. Cuando este estrechamiento es muy severo, puede disminuir significativamente el flujo sanguíneo hacia el músculo cardiaco y generar síntomas como dolor en el pecho o angor. En casos más graves, puede producirse un infarto de miocardio.
Los principales factores de riesgo que contribuyen a la formación de la placa aterosclerótica son la hipertensión arterial, los altos niveles de colesterol, la diabetes, el tabaquismo y la obesidad. Por ello, es clave adoptar estilos de vida saludables como una dieta balanceada baja en grasas, el ejercicio frecuente y el abandono del tabaco.
El diagnóstico de estas enfermedades se realiza mediante pruebas como electrocardiogramas, ergometrías, ecocardiogramas y coronariografías. Su tratamiento depende de la gravedad y puede incluir modificación de factores de riesgo, medicamentos antihipertensivos, hipolipemiantes y antiagregantes plaquetarios, e incluso procedimientos de revascularización como angioplastias o bypass aortocoronarios.
De esta forma, un enfoque integral que combine hábitos de vida saludables y tratamiento médico es fundamental para prevenir y controlar eficazmente estas patologías cardiovasculares tan prevalentes.
Síntomas comunes de enfermedad cardiovascular
Los síntomas más comunes de la enfermedad coronaria son dolores o molestias en el pecho, conocidos como angina de pecho. Este dolor suele ser opresivo o de presión detrás del esternón y puede irradiarse al hombro izquierdo, brazo izquierdo, mandíbula o espalda.
El dolor de angina se desencadena generalmente por actividad física o emocional y mejora con el reposo. No obstante, en algunos casos el dolor puede presentarse en reposo. Otros síntomas asociados son falta de aire, náuseas, vómitos, mareos y sudoración.
En el caso del infarto agudo de miocardio, el dolor suele ser más intenso que el de la angina y no mejora con el reposo. Además, puede venir acompañado de otros síntomas como opresión en el pecho que se irradia a la espalda, cuello o brazos, dificultad para respirar, sudoración fría, náuseas y vómitos.
Algunas personas pueden presentar un infarto sin ningún síntoma, lo que se conoce como infarto silencioso. En estos casos, la enfermedad coronaria solo se detecta mediante pruebas como electrocardiogramas u otros exámenes.
Es importante consultar al médico ante cualquier síntoma que pueda estar relacionado con la enfermedad del corazón, ya que un diagnóstico y tratamiento oportunos son fundamentales para prevenir complicaciones. Controlar factores de riesgo también ayuda a reducir las posibilidades de padecer esta enfermedad.
Pruebas para detectar enfermedad cardiovascular
Existen varias pruebas que pueden utilizarse para detectar la enfermedad coronaria. Una de las primeras pruebas que se suele realizar es el electrocardiograma, el cual permite evaluar el ritmo cardíaco y detectar posibles alteraciones. Otra prueba no invasiva es el ecocardiograma, mediante el cual se pueden obtener imágenes del corazón en funcionamiento y evaluar cómo se bombea la sangre.
También se pueden realizar pruebas de esfuerzo como la ergometría, donde se monitoriza el electrocardiograma del paciente mientras realiza ejercicio físico. Esto permite detectar si existe alguna isquemia o reducción del flujo sanguíneo al corazón durante el esfuerzo. Otras pruebas de imagen más avanzadas son la tomografía computarizada cardiaca y la resonancia magnética, que permiten visualizar con detalle la anatomía cardiaca.
Una prueba invasiva pero muy efectiva es la coronariografía o arteriografía coronaria, donde se inyecta un contraste y se toman imágenes de rayos X de los vasos sanguíneos del corazón. Esto permite evaluar directamente el grado de estrechamiento de las arterias coronarias y detectar la presencia de placas ateroscleróticas.
En pacientes con síntomas sugerentes pero pruebas iniciales no concluyentes, se puede realizar una prueba de imagen con estrés como ecocardiograma o gammagrafía con ejercicio o medicamentos, para evaluar la respuesta del miocardio al esfuerzo. El seguimiento de los factores de riesgo y la repetición periódica de algunas pruebas también es útil para controlar la evolución de la enfermedad coronaria.
Principales factores de riesgo para enfermedad cardiovascular
Los factores de riesgo más comunes asociados a la enfermedad coronaria son:
Hipertensión: La presión arterial elevada somete constantemente al corazón a un mayor trabajo, lo que puede dañar las arterias con el tiempo.
Colesterol alto: Niveles altos de colesterol LDL en la sangre pueden generar depósitos grasos en las arterias llamados placas de ateroma, estrechando su luz e incrementando el riesgo de enfermedad coronaria.
Tabaco: Fumar o el consumo de tabaco en cualquier forma aumenta significativamente el riesgo, debido a que daña las arterias y acelera la formación de placas.
Obesidad: Estar por encima del peso adecuado somete al corazón a un mayor esfuerzo y se asocia a alteraciones en los lípidos sanguíneos.
Sedentarismo: La falta de actividad física regular incrementa los factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión y los niveles de colesterol.
Edad avanzada: A mayor edad, mayor probabilidad de acumulación de placas de ateroma en las arterias a lo largo de los años.
Diabetes: Este factor de riesgo aumenta las probabilidades de padecer enfermedad coronaria, especialmente si no se controla adecuadamente la glucemia.
Por lo general, cuantos más de estos factores de riesgo modificables se presenten, mayor será la probabilidad de desarrollar enfermedad coronaria.