La fábrica de dulces (Cuento corto)
Los niños y la fábrica de dulces (Cuento corto)
La fábrica de dulces
Había una vez un grupo de niños que eran fanáticos de los dulces. Un día, recibieron una sorpresa increíble: habían ganado un premio para visitar la fábrica de dulces más grande del mundo. Los pequeños, emocionados, se prepararon para la gran aventura.
Al llegar a la fábrica, los niños se dieron cuenta de que estaban en un lugar mágico. Había cientos de dulces por todas partes, y podían comer todo lo que quisieran. Los niños corrían de un lado a otro, llenando sus bolsillos y sus estómagos con golosinas.
De repente, el dueño de la fábrica apareció. Era un hombre extraño, con un aire inquietante. Pero los niños no le prestaron mucha atención, ya que estaban demasiado ocupados disfrutando de los dulces.
El dueño les dijo que eran sus amigos desde esa visita, y que siempre tendrían dulces gratis. Los niños se emocionaron aún más, pero algo se sentía extraño en el aire. Cuando se fueron, los niños comenzaron a sentirse mal. Les dolía el estómago y la cabeza, y no podían dejar de vomitar.
Resultó que los dulces que habían comido estaban contaminados con una extraña sustancia que el dueño de la fábrica había estado experimentando. Los niños enfermaron gravemente, y algunos incluso murieron.
Se descubrió que el dueño había estado experimentando con sustancias peligrosas en los dulces, y que había estado utilizando a los niños como conejillos de indias. La fábrica fue cerrada, pero la historia de los niños enfermos y muertos fue olvidada.
La sustancia que el dueño de la fábrica estaba usando en los dulces era un edulcorante muy peligroso que provocaba daños irreversibles en la salud de las personas que lo consumían en grandes cantidades, y los niños que visitaron la fábrica comieron demasiados dulces contaminados sin saberlo.
El dueño de la fábrica estaba experimentando con diferentes sustancias químicas para obtener un edulcorante más potente que hiciera los dulces más adictivos y deliciosos. Pero desafortunadamente, las sustancias que usó resultaron ser muy peligrosas y causaron daño a los niños que comieron los dulces contaminados.
Fue una situación muy triste y trágica, y la fábrica de dulces nunca volvió a abrir sus puertas después de ese incidente.
Después de que se cerró la fábrica, las autoridades hicieron todo lo posible para mantener el caso en secreto para evitar el pánico en la población. Decidieron no informar a los medios de comunicación y los detalles del caso se perdieron con el tiempo.